LAS FÁBULAS Y SUS MORALEJAS
Las fábulas son cuentos cortos en
las que los protagonistas son animales o cosas inanimadas que presentan
características humanas. Pero sin duda lo que distingue a una fábula de otro tipo de narraciones es que tienen una intención educativa: es decir que tienen moraleja, una enseñanza útil o moral.
Por eso son un buen recurso para padres y educadores, que nos ayuda a
transmitir a nuestros peques valores y enseñanzas de vida.
Os hemos preparado una selección de las mejores fábulas infantiles para que podáis leer con vuestros hijos e hijas.
Érase una vez, un ratón que iba caminando muy distraído cuando, sin darse cuenta, se encaramó por el lomo de un león que andaba echándose la siesta. El león, que comenzó a notar unas leves cosquillas, se rascó pero... al pasar la zarpa por su lomo, notó algo extraño:
- Pero, ¿qué es esto?- dijo sorprendido atrapando al pequeño ratón entre sus garras y acercándoselo a la cara.- ¡Mmmmm, qué suerte tengo, la comida viene a mi hoy!
Pero cuando iba a abrir sus fauces para comerse al pequeño ratón, el pequeño animal que sorprendido y aterrado comenzo a temblar, se atrevió a decir:
- Señor león, no sabía que estaba sobre usted, tiene que perdonarme iba despistado. Sálveme la vida y quizás, algún día, pueda yo salvar la tuya.
El león, al escuchar aquella vocecilla no pudo por menos que echarse a reír.
- ¡Qué ocurrencia! ¿Cómo tú, un insignificante y pequeño ratón va a salvarme a mi, el más grande de todos los animales, el rey?- sentenció. Sin embargo, no se puede dudar de que eres gracioso y demasiado pequeño para que el bocado me sepa a algo. Te dejaré ir.
Y el ratón, se alejó de allí corriendo mientras seguía escuchando las risotadas del león.
Pasaron los días, las semanas y los meses y, un buen día el ratón comenzó a escuchar unos fuertes aullidos. Se acercó con cuidado hasta el lugar de donde procedían y, no os lo vais a creer, allí estaba el león, atrapado en una red que los hombres habían puesto para cazar al rey de la selva.
El ratón, no lo dudó ni un instante:
- Señor león, hace un tiempo usted me salvó la vida. Hoy, yo salvaré la suya.
El ratoncito, comenzó a roer las cuerdas que aprisionaban al león y, en unos instantes, pudo zafarse de las redes y escapar de la trampa.
Mientras se alejaban, el león agradecido le dijo al ratón:
Vaya, nunca pensé que alguien tan pequeño y tan insignificante como tú, pudiera alguna vez salvarme la vida como lo has hecho hoy.
Moraleja: los que parecen enemigos, pueden llegar a ser grandes amigos.
FABULAS DE ESOPO. click aqui
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Érase una vez, un ratón que iba caminando muy distraído cuando, sin darse cuenta, se encaramó por el lomo de un león que andaba echándose la siesta. El león, que comenzó a notar unas leves cosquillas, se rascó pero... al pasar la zarpa por su lomo, notó algo extraño:
- Pero, ¿qué es esto?- dijo sorprendido atrapando al pequeño ratón entre sus garras y acercándoselo a la cara.- ¡Mmmmm, qué suerte tengo, la comida viene a mi hoy!
Pero cuando iba a abrir sus fauces para comerse al pequeño ratón, el pequeño animal que sorprendido y aterrado comenzo a temblar, se atrevió a decir:
- Señor león, no sabía que estaba sobre usted, tiene que perdonarme iba despistado. Sálveme la vida y quizás, algún día, pueda yo salvar la tuya.
El león, al escuchar aquella vocecilla no pudo por menos que echarse a reír.
- ¡Qué ocurrencia! ¿Cómo tú, un insignificante y pequeño ratón va a salvarme a mi, el más grande de todos los animales, el rey?- sentenció. Sin embargo, no se puede dudar de que eres gracioso y demasiado pequeño para que el bocado me sepa a algo. Te dejaré ir.
Y el ratón, se alejó de allí corriendo mientras seguía escuchando las risotadas del león.
Pasaron los días, las semanas y los meses y, un buen día el ratón comenzó a escuchar unos fuertes aullidos. Se acercó con cuidado hasta el lugar de donde procedían y, no os lo vais a creer, allí estaba el león, atrapado en una red que los hombres habían puesto para cazar al rey de la selva.
El ratón, no lo dudó ni un instante:
- Señor león, hace un tiempo usted me salvó la vida. Hoy, yo salvaré la suya.
El ratoncito, comenzó a roer las cuerdas que aprisionaban al león y, en unos instantes, pudo zafarse de las redes y escapar de la trampa.
Mientras se alejaban, el león agradecido le dijo al ratón:
Vaya, nunca pensé que alguien tan pequeño y tan insignificante como tú, pudiera alguna vez salvarme la vida como lo has hecho hoy.
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